sábado, 20 de abril de 2013

ejercicio nº3



Esta imagen como podéis comprobar es producida en Bilbao, rió nervion. En la imagen, a la izquierda se puede comprobar que hay ciudad, llamado Bolueta, y como se puede apreciar el edificio mas alto es la iglesia. En la parte derecha de la imagen se encuentra la siderurgia, donde se encuentran aquellos trabajadores explotados al máximo y con sueldos miserablemente pobres.
Santa Ana de Bolueta es una de las empresas más emblemáticas del inicio de la industrialización vizcaína fue fundada en el año 1841, con la llegada de la siderurgia moderna. La mayoría de la gente eran carlistas de partido nacionalista vasco, los trabajadores de la siderurgia la mayoría eran inmigrantes liberales, de la ideología socialista marxista. La gente y los trabajadores no se llevaban muy bien, ya que cada uno tenia costumbres diferentes, lenguaje, bailes.... 
Lo que realmente les podía doler, era que todo aquello donde se avían construido fabricas, era monte prado.... naturaleza, donde cada casero cuidaba de todos sus ganados. (Ahora, que empezaba lo interesante de tu comentario personal..., ¡terminas!)

lunes, 15 de abril de 2013

14 de abril

Entre el 12 y el 14 de abril de 1931 tuvo lugar una de las cesuras más caracterizadas de la historia contemporánea de España: la caída de la Monarquía borbónica, que encarnaba Alfonso XIII, y la simultánea proclamación de la Segunda República. Nacida en medio de una inmensa alegría popular, la República fue depositaria de los anhelos de regeneración y de las esperanzas democratizadoras de buena parte de los españoles de la época.

   Los gobernantes republicanos, dotados de un amplio respaldo democrático tras las primeras elecciones parlamentarias, parecían en condiciones de poner en marcha o acelerar muchos de los procesos de modernización política y socioeconómica por los que venían clamando desde hacía décadas las mentes más lúcidas del país: una reforma del sistema representativo, que terminara con las lacras del caciquismo y consolidara un sistema de partidos de masas; un nuevo modelo de Administración civil y militar, que dotara al Estado de mayor eficacia y que, al tiempo, lo descentralizara, abriendo paso a procesos de regionalización y autogobierno; un nuevo marco de relaciones laborales, que mejorara las condiciones angustiosas de gran parte de la población asalariada; una reforma agraria, que satisficiera las demandas de tierra del campesinado y facilitara la racionalización de la agricultura; procesos de secularización, que pusieran fin al tradicional contubernio entre la Iglesia católica y el Estado monárquico... Nacida en medio de un consenso casi general, la República se frustró en breve plazo, dando paso a la guerra civil que asoló las tierras de España desde el verano de 1936.
Transcurrido ya muchas décadas desde su final, el período republicano es hoy uno de los mejor conocidos de nuestra contemporaneidad, campo para la continua publicación de todo tipo de estudios, y referente obligado para la comprensión del presente y de los procesos históricos que se desarrollaron en la segunda mitad de la centuria pasada. La síntesis que aquí se inicia pretende, a partir de lo mucho publicado y debatido por los historiadores, algunas claves de interpretación de aquella esperanza frustrada que fue la Segunda República
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